jueves, 7 de junio de 2007

PRESENTE y FUTURO DE LA SALUD PUBLICA.

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
AREA SOCIAL, COMUNITARIA Y HUMANISTICA

CATEDRA SALUD PÚBLICA

PRESENTE Y FUTURO DE LA SALUD PÚBLICA. UNA MIRADA CRÍTICA DESDE LA MEDICINA SOCIAL

Esta ponencia retoma la hecha por el autor denominada El reto por desarrollar una salud pública en contraposición a una salud privada, presentada en el Panel “Futuro de la Salud Publica” en el marco de la XXI reunión de la Asociacion Latinoamericana de Escuelas de Salud Pública – ALAESP. Rio de Janeiro, agosto 20 de 2006.

Mauricio Torres Tovar
2 Médico, Salubrista Ocupacional. Coordinador General de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES) y miembro del Movimiento Nacional por la Salud y la Seguridad Social de Colombia. Correo: coordinadorgeneralalames@yahoo.es


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Si no pensamos el futuro solo sobreviviremos el presente
Cornelio Castoriadis

"(…) las contrahegemonías, capaces de desafiar efectivamente la hegemonía dominante, nacen de la realidad y de las vivencias cotidianas
Antonio Gramsci


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La reflexión sobre el presente y futuro de la salud pública viene siendo un tema reiterativo. Esto podría decirse que es sintomático: cuando uno se pregunta tan reiteradamente por su futuro, tiene que ver con una falta de claridad sobre su presente, asunto que ratifica lo que hemos reconocido claramente desde comienzos de la década del 90 en el sentido de que hay una crisis de la salud pública.

Ya en 1991 Carlyle Guerra en el marco de la reunión del grupo de consulta sobre desarrollo de la teoría y práctica de la salud pública en la región de las Américas en Nueva Orleáns planteaba al referirse a la situación de salud en la región: “…pienso que la explicación que cubre más el hecho de que los pobres o la población en general a través del dominio de alguna información, de cuya diseminación tampoco somos responsables, ha podido desarrollar estrategias de supervivencia que les ha permitido sobrevivir aún en condiciones de mayor dureza y de mayor marginalidad. Este hecho lo menciono para otra vez venir sobre uno de los puntos importantes del profundo cambio que es necesario introducir en las prácticas, y porque no decir en la teoría de la salud, que es la importancia de la participación, de la descentralización, de la democratización en la organización de las acciones sectoriales y más allá del sector. Es lógico que tenemos también que revisar los modelos de atención y las prácticas que conllevan, creo que hemos estado cambiando en el sentido de salir de la noción de salud identificada como actividad sectorial para crecientemente preocuparnos con la inter y la transectorialidad” . 3Guerra de Macedo, Carlyle (1991). Marco de referencia. Reunión del grupo de consulta sobre desarrollo de la teoría y práctica de la salud pública en la región de las Américas. Nueva Orleáns, octubre 21 al 24 de 2001.

Así mismo, el ejercicio propuesto por OPS a comienzos de los 90 y recogido en el texto de la crisis de la salud pública dejo expreso que la vieja salud pública anclada en rancias técnicas se sacudía ante el insulto de su ineficacia, ante el fracaso de su intervención, ante la desorganización de su desempaño, ante su falta de legitimación, pero que a la vez esta crisis abría las compuertas a unas nuevas posibilidades . 4OPS (1992). La crisis de la salud pública: reflexiones para el debate. Publicación científica No. 540. Washington D.C..

Y en 1993 en el marco de la reunión andina sobre salud publica se planteó claramente el hecho que la salud pública se encontraba en la encrucijada ya que la preocupación del Estado por la salud del público empezaba a desaparecer dejando apenas un espacio para la dadiva preventiva, como proponían algunos organismos financiadores en ese momento, a la vez que la acción curativa y rehabilitadora empezaban a ser atractivas mercancías para el sector privado. También se dijo allí que el neoliberalismo intentaba desaparecer nuestro objeto de investigación y de acción y que desapareciéramos los salubristas como posibles sujetos constructores de nuestra historia, en tanto estaba la opción de continuar existiendo en cuanto objetos sin historia y sin ética o de desaparecer como sujetos . 5Escuela de Salud Pública- OPS (1993). Salud Pública. Ciencia, política y acción. Memorias de la I reunión Andina sobre desarrollo de la teoría y la práctica en salud publica. Quito, septiembre de 1993.

Lo planteado en estas reuniones y publicaciones y ratificadas durante los años posteriores en otros encuentros (entre los que destacan las dos Conferencias Panamericanas de Educación en Salud Pública, en Río de Janeiro 1994 y México 1998) y otras ejercicios de reflexión entre los que se destaca el impulsado por OPS a comienzos de este milenio con la iniciativa de salud pública en las Américas, ratificaron la situación de crisis de la salud pública, sus problemas en los aspectos teórico-conceptuales, sus debilidades en la práctica para responder a las necesidades sanitarias de la población y la nueva situación en el marco de las reformas de salud que claramente debilitaron la labor del Estado y de la mano, profundizaron la crisis de la acción de la salud pública.

Pasados 6 años del nuevo milenio podríamos a atrevernos a decir que esta situación no se resuelve a pesar de los esfuerzos de múltiples actores y de las oportunidades que se han tratado de ver en medio de la crisis. Por esto podríamos decir que la situación para la salud pública es dramática por que no hemos podido superar los problemas epistemológicos, ni dar un salto en las prácticas que permitan dar respuestas eficientes a los problemas y necesidades sanitarias de los públicos, a lo que se adiciona la amenaza de las políticas hegemónicas globales que han venido debilitando al Estado y su acción sobre los pueblos, en donde la salud publica ha perdido un enorme terreno.

En medio de este panorama por supuesto que hablar del futuro de la salud pública se hace bastante difícil, cuando el presente es tan frágil. En una suerte de exegeta diría, como ya muchos otros lo han dicho de tiempo atrás, que de no cambiar las bases epistemológicas de la salud pública que lleven a una renovación teórico-metodológica y de la praxis, sumado a una renovación del Estado y tal vez lo más importante a una renovación de la acción de la sociedad organizada en sus comunidades, el futuro de la salud publica será, como antinomia, la salud privada, es decir la responsabilidad de la salud del publico será un asunto individual, privado y de mercado, en donde el tema de las externalidades será abordado por el Estado descentralizado pero sobre un campo muy reducido de acciones (seguramente la vacunación, el control de algunas epidemias y la salubridad).

Ayudado por las voces y opiniones del campo de la medicina social, voy a mirar inicialmente y de manera muy rápida asuntos de la historia de la salud pública para intentar ver los orígenes epistemológicos de este campo de conocimiento; en segundo lugar ver los retos actuales de la salud pública; y en tercer lugar plantear algunos posibles caminos para salir de la crisis y poder vislumbrar un futuro de la salud publica diferente al que he mencionado.

MARCO HISTÓRICO DE REFERENCIA: ATREVERNOS A NAVEGAR OTROS RUMBOS

Para mirar el futuro necesariamente debemos ver el pasado y en este caso nos interesa ver el pasado para reconocer las bases sobre las cuales se origino y se desarrollo el modelo de salud pública.

El paradigma dominante desde la antigua Grecia es el paradigma higienista relacionado con los humores y los miasmas. La idea del aire contaminado hunde sus raíces en la Antigüedad Clásica, el texto “sobre los aires, las aguas y los lugares” de Hipócrates habla del “mal aire” (por eso el nombre de malaria) para explicar que el aire de mala calidad producía enfermedades, al igual que la mala agua y los malos lugares . 6Quevedo, Emilio. José Celestino Mutis anta la higiene pública: un oráculo periférico preso en un paradigma metropolitano contradictorio. En: El humanismo de Mutis: proyección y vigencia. s.f.

Así mismo, desde la Edad Media y el Renacimiento, a partir de las concepciones humoralistas del galenismo medieval, se venía suponiendo que las enfermedades contagiosas eran producidas por los miasmas, misteriosa materia insalubre que se transmitía de ser humano a ser humano o de animal a ser humano . 7Ibíd.

En el Siglo XVIII diversos médicos plantearon la necesidad de tomar en cuenta el punto de vista social en el manejo de los problemas de la medicina y la higiene. Resaltan Johann Peter Frank en la antigua Alemania quien planteó “el hambre y la enfermedad están pintadas sobre la frente de toda la clase trabajadora” y propuso crear un sistema con una política médica global; y los trabajos de Bernardino Ramazzini en Italia sobre enfermedades de los trabajadores, que le valieron el titulo del padre de la medicina del trabajo.

En el siglo XIX, Thomas Sydenham propone una teoría de la higiene partiendo de su clasificación de las enfermedades en dos tipos: las enfermedades agudas y las enfermedades crónicas. Las primeras causadas por los miasmas que atacan a las partes líquidas del cuerpo y, las segundas, consecuencia del régimen de vida de los seres humanos, es decir del defecto o el exceso de sus costumbres cotidianas. Consecuentemente, la higiene se dividirá en dos ramas: la higiene pública, encargada de la profilaxis de las enfermedades agudas y por lo tanto del control del aire y el agua para evitar la proliferación de los miasmas; y la higiene privada, tendiente a estimular el autocontrol de las personas, evitando excesos en sus regimenes de vida. Esta teoría conduce a establecer medidas higiénicas permanentes en lo referente a la salubridad pública como la pavimentación, el drenaje de aguas negras, la ventilación de los espacios, el evitar el hacinamiento y desinfectar . 8Ibíd.

Sydenham de esta manera rompe con el paradigma antiguo, que mostraba su total incapacidad ante el fenómeno de las epidemias, al inaugurar dos líneas de trabajo: el empirismo clínico y la perspectiva epidemiológica, las cuales avanzaran con los desarrollos posteriores de la anatomía, la fisiopatología, la microbiología y la epidemiología, dándole fuerza a un nuevo paradigma moderno de la medicina . 9Quevedo, Emilio y Cárdenas, Hugo. Proceso salud-enfermedad. s.f.

Es de anotar que en el proceso de construcción de pensamiento hubo otros desarrollos importantes, pero que no lograron competir con el paradigma inaugurado por Sydenham, que luego se fue profundizado con desarrollos como los hechos por Edwin Chadwink en Inglaterra en el mismo siglo XIX quien profundizo la línea de higiene para el abordaje de las epidemias y los desarrollos posteriores en el siglo XX con Leavell y Clark sobre la historia natural de la enfermedad, los niveles de prevención y la triada epidemiológica.

Entre esos trabajos y tesis que propusieron una mirada más social que higiénica vale la pena destacar:

En el Siglo XIX se dan los trabajos de Salomón Neumann en la antigua Alemania, quien planteo que “la mayoría de las enfermedades que perturban el pleno goce de la vida no depende de condiciones naturales sino de condiciones sociales”; de Rudolph Virchow también en la Alemania antigua a quien se le pidió que estudiara la epidemia de tifus que en ese momento azotaba a la región y planteo que la epidemia tenía causas sociales y económicas relacionadas con la pobreza y que se requería de medidas higiénicas y sociales para prevenir nuevos brotes. La propuesta de Virchow consistía en una reforma social radical que, en términos generales, comprendía “democracia completa e irrestricta, educación, libertad y prosperidad” ; tesis estas que le valieron el titulo de padre de la medicina social. 10Rosen George. Da policia Médica a Medicina Social. Rio de Janeiro: Editorial Graal, 1979.

Los trabajos de Louis Villermé en Francia quien demostró con datos estadísticos que la frecuencia de enfermedad y las tasas de mortalidad en Paris estaban relacionadas con las condiciones de vida de las diversas clases sociales; William Farr en Inglaterra quien planteó en un informe estadístico oficial que el hambre era la responsable de mucha muertes, adicionalmente observo que el exceso de mortalidad entre los mineros se producía por sus condiciones de trabajo y su condición nutricional.

Ya en el Siglo XX se destacan los aportes de Henry Sigerist quien se planteo que la medicina es el estudio y la aplicación de la biología en una matriz que es al mismo tiempo histórica, social, política, económica y cultural y expuso una idea germinal de la comprensión de la salud como derecho humano y deber del Estado al plantear que “el pueblo tiene derecho a la atención médica y la sociedad tiene la responsabilidad de cuidar a sus miembros”. Los desarrollos de Henrick Blum quien planteo que la salud es la resultante de un gran número de determinantes ambientales, comportamentales, de la herencia y de los servicios de salud.

En Latinoamérica se destacan los aportes de Juan Cesar García de Argentina, en el análisis de la formación del recurso humano en salud, quien planteo que “la salud-enfermedad-atención es la expresión de una determinada formación socioeconómica y cultural” y de Sergio Arouca de Brasil quien aportó en la construcción del pensamiento en salud colectiva y tuvo una destacada labor política en la defensa de la salud, quien planteo que “la reforma sanitaria brasilera no nace de un simple proceso gerencial, tecnocrático o burocrático. Nace de la defensa de valores como la democracia directa, el control social, la universalización de derechos, la humanización de la asistencia, teniendo como concepción el hecho que el ciudadano no es cliente, no es usuario, más es sujeto. La reforma sanitaria brasileña es un proyecto civilizatorio”.

Este devenir histórico permite observar que la salud pública en su proceso de gestación tuvo su base epistemológica en la higienización que articulado a los avances en la microbiología, la fisiopatología y la epidemiología configuró el campo actual de la salud pública que como denomina Edmundo Granda es más de Enfermología Pública en tanto traslado el análisis del fenómeno individual de la enfermedad al análisis de las situaciones colectivas, sin hacer un desprendimiento del fenómeno de la enfermedad para pasar al de la vida y el bienestar colectivo. 11Granda Edmundo. La Salud Pública y las Metáforas sobre la Vida. Revista de la Facultad Nacional de Salud Pública. 18(2):83-100, julio - diciembre de 2001.

Asunto histórico que se constituye en una clave para poder trasformar la situación de la salud pública, por que en tanto se siga mirando con el mismo lente del paradigma , /12Según Thomas Kuhn, un paradigma científico consiste en un conjunto de realizaciones que comparten dos características: de un lado, definen para generaciones sucesivas de científicos un conjunto de problemas y métodos legítimos, y de otro lado, son lo bastante incompletas para dejar muchos problemas para ser resueltos por el redelimitado grupo de científicos. Entonces, un paradigma es un modelo aceptado (por la ciencia normal) que intenta obligar a la naturaleza a que encaje dentro de los límites pre-establecidos por dicho modelo aceptado. En Quevedo. Emilio. José Celestino Mutis anta la higiene pública: un oráculo periférico preso en un paradigma metropolitano contradictorio. Op. cit./ la constatación de los hechos no garantizara por sí misma la construcción de nuevas teorías explicativas de la realidad ; /13Quevedo, Emilio. José Celestino Mutis anta la higiene pública: un oráculo periférico preso en un paradigma metropolitano contradictorio. Op. cit./ lo que ratifica lo planteado por Kuhn “ninguna parte del objetivo de la ciencia normal está encaminada a provocar nuevos tipos de fenómenos; en realidad, a los fenómenos que no encajarían dentro de los límites mencionados frecuentemente ni siquiera se los ve. Tampoco tienden normalmente los científicos a descubrir nuevas teorías y a menudo se muestran intolerantes con las formulas de otros. La investigación científica normal va dirigida a la articulación de aquellos fenómenos y teorías que ya proporciona el paradigma” . 14Kuhn, Thomas (1971). Estructura de las revoluciones científicas. En: Quevedo, Emilio. José Celestino Mutis anta la higiene pública: un oráculo periférico preso en un paradigma metropolitano contradictorio. Op. cit.

En ese sentido la historia nos muestra la evidente necesidad de cambiar “lo que se mira” es decir ampliar el objeto de análisis y la “forma de mirar” es decir utilizar otro tipo de instrumentos de análisis de carácter integral y universal . 15OPS (1992). La crisis de la salud pública: reflexiones para el debate. Op. cit.

Acá pues existe un claro legado de la historia, y debemos entender que sólo si nos atrevemos a navegar otros rumbos que le han sido propuestos a la salud pública, le será posible salir de la crisis y la encrucijada. Baste entonces proponer como otro posible rumbo de navegación el que nos indicaron Rudolph Virchow y Juan Cesar García a través del pensamiento y movimiento de la medicina social.

LOS DESAFIOS ACTUALES DE LA SALUD PÚBLICA EN MEDIO DE SU CRISIS

El ejercicio desarrollado por la OPS en el marco de la iniciativa de salud pública en la Américas, llevó a definir 11 funciones esenciales de la salud pública y a desarrollar un proceso de autoevaluación en 41 países de la región. Este ejercicio evidenció en todas las funciones un perfil de desempeño intermedio bajo, con un mejor desempeño en la función once, referida a la reducción del impacto de emergencias y desastres, la segunda sobre vigilancia de salud pública y la función número uno sobre monitoreo, evaluación y análisis de salud. Las de peor desempeño fueron la función nueve que tiene que ver con la calidad de los servicios; la función ocho, sobre desarrollo de recursos humanos y la función diez, sobre investigación en salud pública . 16Feo, Oscar. La salud pública en los procesos de reforma y las funciones esenciales de la salud pública. Revista Facultad Nacional de Salud Publica. Vol. 22, número especial: III Congreso Internacional de Salud Pública.

Este ejercicio y muchas otras evidencias afirman que hoy la salud pública tiene enormes desafíos, pero tal vez el mayor, retomando las propuestas de Virchow y García, es la confluencia y articulación con las ciencias sociales, en un proceso de renovación de su objeto de estudio, sus enfoques y sus métodos, para afianzar una perspectiva que ayude a comprender mejor la realidad sanitaria de nuestros países y a su transformación, en un proceso de fortalecimiento de alternativas sociales democráticas e incluyentes . /17Comunicación personal de Jairo Ernesto Luna, miembro del núcleo de ALAMES Colombia./ Lo que demanda reorientar su campo de construcción del conocimiento para la vida y no para la enfermedad, ni para el mercado, lo que requiere hacer uso de otras herramientas teóricas-metodológicas /18Comunicación personal de Alejandrina Cabrera, coordinadora del núcleo de ALAMES México./ y que pensemos y actuemos en la salud como cuestión social y no solo “incorporar” las ciencias sociales – una de ellas o todas- al pensamiento sobre la salud . 19Testa, Mario (1992). Salud pública: acerca de su sentido y significado. En: OPS (1992). La crisis de la salud pública: reflexiones para el debate. Op. cit.

Por lo tanto este gran desafío de ser asumido debe orientar la producción de conocimientos (investigación), la formación (educación formal) y la acción político-técnica de la Salud Pública del siglo XXI /20Comunicación personal de Mario Hernández, miembro del núcleo de ALAMES Colombia. /y un nuevo ingrediente referido a su relación con los procesos sociales organizativos, con especial énfasis en los movimientos sociales en salud, aportando también en la producción de conocimiento con ellos a partir del reconocimiento de otros saberes diferentes al científico, a la formación desde la perspectiva de la rica tradición de la educación popular y a la acción en la construcción de lo público entendiendo que éste no se construye solamente desde la esfera del Estado.

A su vez, otro gran reto que atraviesa la salud pública esta en relación con los grandes cambios político sociales impulsados por la denominada globalización que han impactado sobre la configuración de los Estados nación y que han trasformado sustancialmente las políticas sociales y el papel del Estado en ellas. En este marco se han dado reformas de la seguridad social y de salud, que han determinado que los Estados deleguen la responsabilidad de la salud a los propios individuos y a sus familias y han dado un papel preponderante a los actores privados en la prestación de estos servicios, ocasionando una enorme fragmentación en los sistemas de salud que han fortalecido el componente de atención individual a la enfermedad y debilitado los componentes de acción colectiva de promoción y prevención.

Ahora este mismo contexto de globalización coloca otros tantos desafíos más a la salud publica producto de los procesos que genera como: la migraciones tanto de importantes segmentos de población como de talento humano en salud; la posibilidad de transmisión muy rápida de epidemias; los nuevos tipo de acuerdos comerciales entre naciones, los cambios en el mundo del trabajo y las nuevas configuraciones regionales, entre otros.

Este contexto entonces le coloca un enorme desafió a la salud pública, que es el de sobrevivir en escenarios de franco debilitamiento del Estado con una agudización de problemas sanitarios como la polarización socio-epidemiológica, debida en gran parte a la profundización de las inequidades sociales; la regresión sanitaria, dada por el repunte de enfermedades anteriormente erradicadas y/o controladas; el envejecimiento de la población; el deterioro de la salud mental; el incremento de los diversos tipos de violencias tanto políticas como sociales; el mayor deterioro ambiental; el incremento de la pobreza y con ella de las hambrunas; el aumento de las inequidades y exclusiones sociales; el uso de la biotecnología en los asuntos de salud, entre otros temas de relevancia , . 21López, O y F Peña (2006). Salud y sociedad. Aportaciones del pensamiento latinoamericano. En E de la Garza (coordinador), Tratado latinoamericano de sociología. Ed. Anthropos, Barcelona. / 22Comunicaciones personales con Luz Stella Álvarez y Esperanza Echeverri asociadas del núcleo de ALAMES Colombia.

Con este panorama de desafíos y claro reconocimiento al inicio del nuevo milenio que luego de tantos ajustes y reformas la situación económica y social de la mayor parte de países parece ser peor, las condiciones de salud y de servicios dejan mucho que desear y la mayoría de sociedades continúan manifestando su incapacidad para promover y proteger su salud en la medida que sus circunstancias históricas requieren , /23OPS. La crisis de la Salud Pública. Op. cit. / se hace evidente la necesidad de avanzar en la reconfiguración de la nueva salud pública que reconozca y valore los vacíos y aciertos anteriores y que pueda dar un salto epistemológico que posibilite su reconceptualización, configure un nuevo campo disciplinar, que reoriente la transmisión de conocimientos y a la vez que redefina sus prácticas sociales.

NADA NUEVO, SOLO ATREVERNOS A NAVEGAR UN RUMBO DISTINTO: CONTRIBUIR A RESOLVER LOS PROBLEMAS DE LA VIDA, NO LOS DEL MERCADO

A partir de la trayectoria histórica y del periodo de crisis que ha estado atravesando la salud pública, se han planteado múltiples cosas de tiempo atrás: que se requiere que aborde los asuntos de salud y no de la enfermedad; que es necesario una mirada multidisciplinaria; que la acción debe ser más allá de los servicios asistenciales y que debe ser de carácter intersectorial; que se establecen un conjunto de funciones esenciales que reorientan su acción; que es esencial la articulación con las ciencias sociales; entre otras cosas. Lo cierto es que los avances en esta dirección, a pesar del supuesto acuerdo, son escasos y de pobre impacto, que es evidente en tanto el modelo biomédico sigue muy presente en la formación y en la práctica y aun más grave, se ha visto fortalecido por la perspectiva neoliberal de la salud, que convierte en un bien privado de consumo individual a la salud.

Acá vale la pena decir, en una reflexión autocrática, dado que represento un sector de pensamiento y acción crítico de la salud pública, que a pesar del análisis radical y de las propuestas innovadoras teórico-metodológicas desde el campo de la corriente de medicina social en América Latina, esta no ha logrado impactar significativamente el campo de la salud pública . 24Granda Edmundo (2004). ¿Quo Vadis Salud Pública? Ponencia presentada en el II Foro de la Sociedad Civil en Salud. Lima, 9-11 de agosto de 2004.

¿Cuál es el camino entonces para que el futuro de la Salud Pública no sea la Salud Privada? Indudablemente que debemos navegar por el camino de una nueva salud pública, recogiendo los ofrecimientos teóricos y metodológicos que se nos han hecho, las múltiples experiencias de avances y retrocesos. Es decir, que la salud pública tiene futuro en la medida en que se renueve, por que de otra forma perecerá por que su esencia se subordinara incluso bajo su propia aprobación como ocurrió ya cuando no tuvo reparos éticos en sumarse a las reformas de los 90 que han sido nefastas para la vida de la salud pública.

Como una suerte de bitácora de navegación para emprender ese nuevo rumbo, entre muchas otras cosas se requiere:

• Para configurar la nueva salud pública contrahegemónica (retomando la cita de Gramsci), que sea capaz de desafiar efectivamente la salud publica hegemónica, es necesario parirla desde la realidad y de las vivencias cotidianas, lo que demanda un contacto diferente con la realidad, con la gente, con sus necesidades y de allí deben surgir nuevas formas de conocer y de actuar en el terreno de las prácticas de la salud de los públicos.

• Recomponer el campo epistemológico y de acción de la salud pública, que pasa por fundamentarla en : 25Ibíd.
o Énfasis en la salud, la vida, el bienestar, sin descuidar la enfermedad, pero si superando el asunto de la rentabilidad económica producto de la atención curativa;
o Métodos que integren diversas formas de entender y hacer, capaces de dar cuenta de las estructuras y la acción social y de las estructuras;
o Impulsar prácticas sociales que integren diversos actores y poderes, desde el del Estado, pasando por los individuos, sus colectivos hasta los movimientos sociales.

• Reconocer que no son solamente los actores profesionales de la salud pública tienen que ver con ella; que existen experiencias, que como en el caso del sur de México y Guatemala han posibilitado formar promotores de salud con una conjugación de conocimientos tradicionales y conocimiento científico, que han tenido impactos muy positivos sobre la salud de sus comunidades . /26Albizu, José Luís (2005). El Efecto Guatemala. Un viaje con las promotoras y los promotores de salud a través de la vida. Ciudad de Guatemala./ Esto a su vez demanda que descentremos los focos y escenarios de formación, saliendo del ámbito exclusivo universitario y de los profesionales y técnicos, para pasar a uno no formal donde lo importante no es el titulo si no los conocimientos y capacidades para aportar efectivamente al mejoramiento de salud de las comunidades.
Ahora esto implica a su vez, aceptando que garantizar el derecho a la salud requiere actores y fuerzas sociales que lo militen y que lo concreten, que la nueva salud pública aporte a la formación en la preparación de cuadros técnico políticos de sindicatos, partidos políticos, movimientos sociales, etc. / 27Comunicación personal de Mario Rovere, miembro del Consejo Consultivo de ALAMES. / Se requiere educar, formar a muchos y muchas en todos los espacios, desde los espacios donde se realiza la vida todos los días, pero se trata también de definir procesos de trabajo, espacios para aprender, desde la perspectiva de derechos humanos, desde la perspectiva de la promoción de calidad de vida. No podemos seguir pensando y enseñando desde la enfermedad, desde los riesgos, tenemos que enseñar desde y para la vida . 28Comunicación personal de María Urbaneja consejera del Consejo Consultivo de ALAMES.

• Reconocer que las comunidades también tienen capacidad de construir lo público y que en un escenario de debilitamiento del Estado las comunidades en su legítima condición de autonomía pueden avanzar en formas organizativas que logran atender los asuntos públicos de salud y desde esta nueva posición de poder reinventar y redefinir el Estado. Esto implica entonces que la nueva salud pública aporte a construir lo público más allá de la esfera estatal, más aun cuando hoy esta en franco debilitamiento.

• Se requiere transformaciones del ámbito de la formación del personal como lo expresa Edmundo Granda “la formación del salubrista adecuado para la enfermología pública se relacionaba con una imagen del salubrista interventor técnico-normativo, mientras que el momento actual, reclama, un sujeto interprete - mediador, es decir: intérprete de las maneras cómo los actores individuales y sociales, en su diario vivir, construyen sus saberes, desarrollan las acciones relacionadas con la promoción de su salud y cuidan su enfermedad; y, mediador estratégico con los poderes científico, político y económico para apoyar la elevación de los niveles de salud y vida” . 29 Granda Edmundo (2004). ¿Quo Vadis Salud Pública? Op. cit.

• Valorar las alternativas que se han venido dando en el transcurso del tiempo y que producto del contexto y de las relaciones de poder en la esfera internacional no han podido desarrollarse, en particular me refiero a las propuestas de APS, la perspectiva de los determinantes sociales de la salud y la perspectiva del derecho a la salud.

• Reconocer explícitamente y sin vergüenza que la salud es un asunto de la política y que por lo tanto la nueva Salud Pública tiene que necesariamente establecer una proyección y relación distinta con las políticas, estructuras e instituciones existentes en el campo con miras a lograr mayores dosis de democracia, eficacia y equidad . /30Ibíd./ Lo político consiste en la reivindicación de lo público como la salud del público, la salud como bien público indivisible, no transable y por tanto universal, más allá de lo estatal y de la salud como derecho humano fundamental . 31 Comunicación personal de Saúl Franco, miembro del Consejo Consultivo de ALAMES.

• La nueva Salud pública debe orientar los sistemas de salud, lo que significa que la salud pública es la orientadora de las políticas de salud, incluidas las relacionadas con la organización de los servicios de atención de enfermedades y sus formas de financiamiento. Esto implica una franca confrontación con la falsa separación entre bienes privados y bienes públicos en materia de salud, como pretenden los economistas neoclásicos y por lo tanto el aseguramiento no debe ser más un campo separado de la salud pública, es sólo una forma de organización del financiamiento de los servicios de salud y es necesario dar la discusión a fondo de si debe seguir siendo un asunto individual o un verdadero mecanismo social y solidario de financiación para lograr universalidad . 32 Comunicación personal de Mario Hernández miembro de ALAMES Colombia.

• Salir de la encrucijada de la vigilancia y la regulación, para avanzar en una visión más articulada de su acción alrededor de la generación de condiciones para mejorar calidad de vida y no sólo prevenir enfermedades, esto es inscribirse en un enfoque promocional de calidad de vida . 33 De Negri, Armando (2004). Adoção de uma estratégia promocional da qualidade de vida e saúde: transetorialidade das políticas públicas. En: Girotti Sperandio, A.M. O Proceso de construção da rede de municipios potencialmente saudáveis. Campinas-São Paulo: IPES, Unicamp, OPS/OMS.

• Fortalecer el ejercicio de participación de la gente desde una perspectiva de ciudadanía, donde la gente se posiciona como titular del derecho a la salud, y no como usuario consumidor de servicios de salud que solo reclama por un contrato ante el prestador de servicios.

• Siendo consecuente con esta bitácora de navegación, se deben fortalecer los pregratos de salud y los posgrados en salud pública a partir de incorporar en la formación el enfoque de derechos, determinantes sociales de la salud y equidad.

• El futuro de la nueva salud pública se debe ver también desde los espacios de integración regional. Ante este movimiento que hoy recorre nuestro continente no podemos menos que detenernos un poco para apreciarlo, para ver sus posibilidades de sumar esfuerzo, de encontrarnos, de conocernos, para pensar conjuntamente nuestros problemas y también atrevernos a pensar respuestas conjuntas . 34 Comunicación personal de María Urbaneja.

• El futuro de esta nueva Salud Publica depende por un lado, que forme parte de las agendas de la sociedad, especialmente de los sectores excluidos y de otro lado, que el Estado asuma el reto de la salud de los colectivos como un compromiso ético para garantizar respuesta a las necesidades sociales y de salud y para superar las profundas inequidades sanitarias existentes.

Acá hay unos elementos de esta bitácora que es necesario discutirlos, ajustarlos, ampliarlos, consensuarlos. Pero lo cierto sí es, que para asumir esta nueva bitácora se requiere partir de reconocer que hemos estado navegando por rumbos equivocados y que sí es posible navegar rumbos claros que efectivamente respondan a las grandes necesidades y situaciones de salud pública por las que hoy atraviesa el mundo y nuestro país en concreto.